¿Qué sabes de la responsabilidad afectiva?

Para hablar de responsabilidad afectiva, primero tenemos que hacernos unas cuantas preguntas referentes a nuestras formas de vincularnos, ya sea en una relación amorosa, familiar o de amistad, en cuanto a dichas relaciones¿logramos preocuparnos por no dañar al otro?, ¿somos claros en cuanto a nuestros pensamientos, intenciones y sentimientos?, ¿somos empáticos?, ¿formamos vínculos superficiales y conflictivos? o ¿logramos vínculos significativos y saludables? 

Si pensamos en las relaciones de pareja, ya sea una pareja ocasional o de mayor compromiso, pareciera que estuviésemos en  una sociedad y cultura que junto con la libertad sexual, ha puesto de moda la distancia afectiva, siendo un signo de debilidad para alguien empezar a involucrarse emocionalmente con un otro, o como si fuese una causa de vergüenza o de perdida de poder en una relación, conllevado estas creencias en ocasiones a irresponsabilidad afectiva, muchas veces reforzando el individualismo, el uso utilitario de los demás  en función de la satisfacción de nuestras propias necesidades, lo cual se extiende a otros tipos de relaciones, ya sea de amistad o familiares, donde dejamos de ver al otro, de empatizar y evitar causar daño o malestar, donde se tiende a la desconsideración respecto al mundo emocional de aquellos con quienes nos relacionamos, siendo cada vez más difícil la comunicación, la identificación y la expresión de emociones y la resolución asertiva de los conflictos. 

 De esta manera podemos preguntarnos por cuan satisfechos estamos con nuestras formas de relacionarnos, o con las relaciones que conformamos, si nos benefician o perjudicansi somos la parte a quien le importa el otro, o la parte desinteresada del bienestar afectivo de aquel con quien nos vinculamos. 

La responsabilidad afectiva busca la construcción de vínculos afectivos en igualdad y más humanitarios, tomando en consideración las consecuencias de nuestras acciones, conductas o reacciones que pueden afectar al otro, sea nuestra pareja, un familiar, o una amigo o amiga. De esta manera evita daños emocionales basados en la empatía, honestidad, respeto y cuidado del otro, haciéndonos cargo de nuestras relaciones, evitado herir los sentimientos ajenos.  

Si profundizamos en cuanto a la responsabilidad afectiva en relación con una pareja, ya sea de  baja o poca formalidad o compromiso, o abierta o cerrada, podemos referir lo siguiente: 

Es de importancia llegar a acuerdos respecto a los términos de la relación, y respetarlos para no herirse. La poca claridad en este punto, la ambigüedad, las mentiras para seducir u obtener algo del otro, es dañino.  

El hecho de que en una relación no exista exclusividad no es igual a no cuidar los sentimientos del otro. Ser insensible, desconsiderado o hiriente respecto al mundo emocional del otro y hacer cosas que puedan dañarlo, tales como exponerse con otras personas, coquetear frente al otro, es dañino, decir o hacer cosas nocivas para el otro.  

Si es necesario estar a solas consigo mismo, alejarse, es de importancia comunicarlo y decir los motivos, lo cual no implica no estar disponible si la otra persona necesita. Desaparecer sin explicaciones y luego volver, de la misma forma bajo la creencia de libertad, es poco saludable a nivel relacional.  

Es de importancia valorar y respetar al otro, mostrando interés, atención, y apoyo cuando es necesario. 

Si sientes que no puedes o no logras ser responsable afectivamente con alguien es mejor ser claro o clara y terminar dicho vinculo. De igual forma, si alguien no es responsable afectivamente contigo, insistir podría resultar aún más dañino. Probablemente, en etapas de mayor inmadurez emocional todos y todas hemos estado en ambas partes, lo importante es tomar conciencia, aprender y actuar en función de establecer vínculos genuinos y saludables, independiente si es una relación de años o una de poco compromiso.   

 

Rominna Toro Alcayaga 

Psicóloga Clínica  

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